martes, 2 de febrero de 2010

Desaparecer

La vida se me viene encima y no se que hacer, hoy es uno de esos días en los que quisieras no haber existido nunca; la mente me esta volviendo loco y el desagradable recuerdo me da vueltas en la cabeza, me lleva el carajo y no quiero saber nada de nadie, nada en absoluto, todo me fastidia y aborrezco al mundo, mi vida, mi situación, desearía estar muerto en estos momentos, o desaparecer de pronto sin dejar rastro, ¿Eso se podrá?, simplemente no estar para no sentir.

En cada momento veo más lejana la posibilidad de estar con Cristina y la idea me carcome por dentro, siento demasiada frustración y no soporto la idea de que esto este pasando, al menos no de nuevo, no otra vez, ¿Porque siempre tiene que ser así?, ¿Porque siempre tienen que pasar estas cosas?, y ¿Porque a mi?, me importa una chingada lo que la gente me diga, me importa un carajo el que las cosas pasen por algo, me importa una mierda el que las cosas después estarán mejor, tal vez sea cierto, tal vez después las cosas estarán mejor y veré que por algo suceden las cosas, pero aún cuando sea cierto en estos momentos estas frases no me brindan ningún consuelo ni alivio a lo que estoy sintiendo, así que no insistan en decírmelo, lo único que consiguen es que mi frustración crezca más.

¿Por qué las cosas no pueden ser de vez en cuando como uno quisiera, que no necesariamente cuando ves una oportunidad de lograr algo que deseas con todo el corazón, te topes con una pared gruesa que te lo impida, y no contentos aún, te pasen por encima y te destrocen toda esperanza?

Ese desgraciado me las pagará, algún día me las pagará.

Estaba decidido a decirle lo que sentía por ella, me estuve preparando para el momento, mentalizándome para no cagarla como siempre que he querido decirle algo y que a la mera hora le digo cualquier otra pendejada en lugar de lo que realmente quiero decir, que es “Yo te amo”. Me pidió que la acompañara a comprar unos zapatos este fin de semana y quise aprovechar la ocasión para decirle lo que siento por ella ya que estaríamos solos, así que compré unas flores de las que más le gustan y me arreglé para ella, me puse mi mejor loción, no se tal vez exageré con tantas cosas pero es que los nervios no me dejaban pensar de manera clara, me sentía entusiasmado y con mucho miedo al mismo tiempo, más bien aterrado pero contento de poder verla y decirle lo que realmente pensaba, nada más pasaba por mi mente esa idea y era lo único que importaba, a final de cuentas la decisión ya estaba tomada y ese sábado seria el día más importante en mi vida.

Al salir de la casa y cruzar la calle vi un taxi estacionado afuera de la casa de Cristina con las luces intermitentes prendidas, como si estuviera esperando a alguien y no le di importancia, justo cuando me disponía a tocar el timbre se abrió su puerta y ella salió, parecía asombrada de verme, como si no esperara verme ese día a pesar de que quedamos de vernos para ir por sus zapatos, cuando al fin le cayó el veinte me dijo “¿No te llegó mi mensaje?”, “¿Mensaje? ¿Cuál mensaje?”, maldito modo de vibración, me miro muy extrañada y me preguntó “¿Qué haces vestido así? ¿Y para qué son las flores?”, en eso se termino de abrir la puerta y apareció Marco, compañero de clase, el payaso del salón, según el se cree muy carita y además es un mamón con el cual he tenido algunos altercados, “¿Ya conoces a Marco?, ¿No te había contado? Ya somos novios”, vale madres, el mundo se me vino encima y me quede congelado, como si una bomba explotara en mi rostro llevándose mis ilusiones, el estúpido de Marco al verme solo se empezó a reír como diciendo, Este pobre pendejo, y dijo en voz alta “¿No me digas que pensabas hoy declararle tu amor? “ y se empezó a reír como un desquiciado, “¿Cómo que declararme su amor?” pregunto Cristina, “Sí, todo mundo en la escuela sabe que este wey esta perdidamente enamorado de ti” y siguió riendo el imbécil, “¿Es verdad?” pregunto Cristina con ojos de angustia y yo no supe que decir, me quede callado y petrificado, como si todo hubiera desaparecido y mi mente colapso, mi corazón estaba destrozado y mi autoestima junto con mis esperanzas y sueños simplemente desaparecieron, el mundo vale un carajo y se puede ir mucho a la chingada, no me importa ya nada. Yo solo me quede mirando al piso, no pude verla a los ojos, el pendejo siguió riendo y Cristina ya no dijo nada más, “ya vámonos que se hace tarde” dijo el imbécil la tomo del brazo y la subió al taxi, ella también se encontraba en shock al igual que yo, se subió al taxi y solo se limitó a mirarme, mis lagrimas escurrían por mis mejillas, pero no de tristeza, más bien de frustración y odio, el taxi se marcho y solo me quede parado enfrente de su puerta, con un ramo de flores en la mano y mi corazón en la otra, y con pensamientos de odio en mi mente, después solo quedaron las flores tiradas enfrente de esa puerta y me dirigí a mi casa, me encerré en mi cuarto del cual no he salido desde ayer.
Ya no me importa nada, el mundo no tiene sentido, por mi todos se pueden ir al carajo, solo quisiera ya no estar, que no doliera, simplemente desaparecer.

1 comentario:

  1. Tantas veces que me he sentido así.. vieja la entrada pero buena.. me gusta cómo escribes
    Saludos

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