lunes, 28 de diciembre de 2009

Carta a Clara

Mi querida Clara no sé cómo empezar esta carta, ni que decirte, he estado recordando todas las veces que pasamos juntos, ¿Recuerdas cuando te conocí? Tú ibas caminando por la acera junto con tu hermana, recuerdo que te vi desde el otro lado y me dejaste impactado, te veías tan hermosa con tu cabello amarrado y ligeramente enmarañado, entraste a la tienda de la esquina y yo me dirigí hacia allá con el pretexto de comprar unos cigarros, aunque mi única intención era seguirte viendo.

Intente hacerte la plática, “Hola ¿Cómo estás?”, pero tú solo hiciste una risa forzada “Bien” y te volteaste con tu hermana, cuando saliste de la tienda te cedí el paso y de nuevo tu sonrisa forzada, después alcancé a percibir cuando caminados unos pasos volteaste hacia atrás, me viste con ojos de extrañeza, pensativa y seguiste tu camino, yo compre mis cigarros e hice lo mismo.

Después resulto que te encontré en la fiesta de mi amigó Luis, resulto que eras su prima de la cual él ya me había contado en alguna ocasión, recuerdo que te ofrecí una bebida y empezamos a platicar, hasta ese punto tu ignorabas que yo era el chico aquel de la tienda o al menos eso fue lo que tu me dijiste, esa noche conseguí tu número telefónico, que tal vez para alguien más no es algo tan importante pero para mi fue uno de mis logros más memorables.

Te llame a los dos días después de la fiesta, tu hacías como que no recordabas quien era yo, después de eso tuvimos una charla breve pero agradable, y me aceptaste una salida al cine.

Recuerdo que la película no fue muy buena y que por desgracia yo escogí, saliendo de la función me hiciste hincapié que para la próxima tú escogías la película, yo solo me sonreí y acepte gustoso, recorrimos toda la plaza viendo los aparadores, después nos tomamos un café, tu pediste tu mocachino con crema y chispas de chocolate extras como siempre te gustó, yo solo mi café americano, y nos quedamos platicando un buen rato en aquel café, te llevé a tu casa y eso fue todo por ese día, desde entonces empezamos a salir.

Nos besamos en la tercera cita y nos volvimos novios en la cuarta, tuvimos nuestros altibajos como todas las parejas en las relaciones, después de 2 años de novios te pedí matrimonio y tú con lagrimas en los ojos aceptaste, la boda fue 6 meses después de eso, aún recuerdo a tu tío José tratando de dedicarnos unas emotivas palabras cuando ya tenia unas copas encima y aun me hace soltar un par de carcajadas, ¿Lo recuerdas?, y después tu tía Silvia queriendo callarlo, sé que en ese momento a ti no te hizo mucha gracia, pero después cuando lo platicábamos a los amigos cómo nos reíamos.

Ese día te veías preciosa, con tu vestido blanco, tu cabello amarrado con una especie de coleta, y yo me sentí el hombre más afortunado sobre la tierra, por el simple hecho de saber que estaría contigo el resto de mi vida, o eso pensaba yo.

Al año me diste el mejor de los regalos, nació nuestra hija Lucero la cual saco tus hermosos ojos, tu tono de piel y tu mismo cabello, deberías ver lo mucho que ha crecido en este ultimo año, es igualita a ti.

En tres meses va a ser su cumpleaños, nuestra hija ya va a cumplir los quince y ya es toda una señorita, dice estar enamorada de un chico dos años más grande que ella, no es mal muchacho, pero por supuesto yo tengo que estar en mi papel de papá estricto, quédate tranquila que nuestra hija esta cuidada.

Solo quiero que sepas que te amo muchísimo, y que no hay día en que no piense en ti y de gracias por el haberte conocido, me diste unos años maravillosos e hiciste que mi vida valiera la pena, me diste un porqué y un motivo, me diste una hermosa hija que es la luz de mi vida, me diste la certeza de que siempre hay algo más allá que tal vez en el momento no lo vemos, pero que después conforme pasa el tiempo se nos va revelando, me diste esperanza, alegrías, preocupaciones también, pero sobretodo mucha dicha.

Te preguntaras el porqué te escribo esta carta aun sabiendo que nunca la leerás, la verdad ni yo sé el motivo, tal vez solo porque tenía la necesidad de decirte lo que muchas veces pensé pero que en su debido momento nunca dije.

Ya han pasado 3 años desde tu accidente, cuando aquel conductor ebrio se paso un alto y tu no lo alcanzaste ver venir y aun me duele como si fuera apenas hace unos días, sabes hoy te lleve flores, tulipanes blancos como los que siempre te gustaron y como los que usaste en nuestra boda, me acompaño nuestra hija, era una tarde agradable.

He conocido a alguien en una sucursal del banco, se llama Klara y vamos a tener una cita el próximo fin de semana, se ve que es una persona agradable, no sé tal vez pueda surgir algo.

Solo quiero que sepas que te extraño muchísimo, y nunca nadie va a poder ocupar tu lugar, tú has sido y siempre serás el amor de mi vida, pero como tú me enseñaste, la vida sigue, y donde quiera que estés, te amo y siempre te amare, y no te preocupes por nada que nosotros estaremos bien.